Ni puedo imaginar



Ni quiero. No soy capaz. Imposible. Me he negado al menos leer cualquier cosa. Porque no puedo. No puedo... Simplemente soy incapaz. Literalmente. Porque aquel hombre que amé hasta la locura siendo una chiquilla y siendo una adolescente y siendo esta que aún soy, también murió en un fatídico accidente como este que enluta a mi país. Devastador. Uno que me arrancó la vida en un cronón. Uno que se llevó lo mejor de mi y lo cual me tomó muchos años recuperar y sanar y olvidar y entender....



No hay cómo entender. No hay explicación alguna. Es absurdo. Fatalmente absurdo. Desquiciador. Desgarrador como solo la muerte puede hacerlo. Se me oprime el corazón. Mis brazos se ponen tiesos. Mis piernas tiemblan. Mi corazón late más fuerte que cualquier día. Mis lágrimas obviamente son la mejor forma como mi pobre espíritu libera el dolor o la alegría que siente y que lo expresa a través de mi cuerpo. Y hoy por supuesto, son de profunda tristeza. Inevitablemente. Porque aunque no quería, cuando me levanto temprano algunos días y me preparo mi café y agradezco a cada paso que doy, por cada cosa que comienzo a tocar, a ver, a sentir, a desear, a rozar, a besar y llego hasta un papel en blanco o hasta mi mac como hoy, pensando en terminar algo muy hermoso e importante para mi, nunca imaginé que al poner la música que más me gusta y me sentara para empezar mi día, mi espíritu, sin dudarlo, comenzó a oprimirme, a abrazarme fuerte, a apretarme para que yo no dejara pasar un instante más sin sacar el dolor que aún me producen estas muertes de seres de mi planeta tan inexplicablemente...tan ilógicamente. Pero la muerte no tiene lógica, ni explicación...ella es.



No. No lo puedo imaginar. Jamás lo haría. Ni siquiera sabía que había partido de football. Ni siquiera sabía que habría una gran final en mi ciudad. Ni siquiera sabía que venían volando en la noche esos ángeles terrenales de mi planeta que juegan persiguiendo un balón y dándole tanta alegría a tantos seres humanos de esta tierra. No hay nada que una más a tantos corazones. No hay nada que arrebate más gritos y júbilos de alegría. No hay nada que enloquezca con tanto frenesí a millones de espíritus. Algo debe de tener...
Porque no tiene sentido. Sobre todo cuando en medio de semejante locura hasta se matan, se pegan, se insultan y sacan de ellos al ser más primitivo que creo que hasta ellos mismos pueden conocer. A esa animal y brutal especie que olvida todo y en un acto violento hace cualquier cosa por defender lo suyo. Su territorio. Su comida. Su pareja. Esa que somos todos pero ante la cual tenemos que rendirnos porque la realidad es que hay una línea invisible inquebrantable, inviolable, única, de la cual no nos podemos pasar. Y aunque en el football la crucen y yo no lo pueda entender, tampoco puedo entender cómo une como nada más en el mundo a tantos seres humanos y cuyos corazones laten al unísono.



No, no podemos cruzar muchas líneas invisibles. Y el día que estos ángeles terrenales venían sobre volando cerca estas montañas que amo, maniobrando contra todas las posibilidades de salir con vida de este hermoso país, los ángeles celestiales debieron de estar muy ocupados para no prestarle sus alas a aquel avión. Debieron de confiar en que los ángeles que estaban en tierra hacían lo suyo y no permitirían que algo así pasara con estos hermosos hermanos de otra patria cercana. No quiero imaginar siquiera su desconcierto. Porque creo que a ellos también se les salen no de sus manos sino de sus alas, todos los espíritus que ya somos. Porque ya somos demasiados y hay veces pienso que aunque quisiéramos no hay ángeles para tantos.... Y cuando hablo de que seamos sostenibles hay veces hasta me imagino no solo que no hay agua y oxígeno para todos, sino que no hay ángeles para todos!!!!Y si yo hubiera sabido que estos hermosos hombres que seguramente le dieron tantas alegrías a ese lugar desconocido del que provienen, a sus padres, a sus hermanos, a sus amigos, a sus hijos, a sus esposas, yo habría tomado prestadas las alas de mi ángel de la guarda y tomaría prestadas también las alas de las de Nico mi hijo, para que esa noche, fueran volando y le ayudaran al piloto a sobre llevar su vuelo hasta uno en donde estos hombres no partieran de esta vida dejándonos con tanto dolor. Tanta tristeza. Tanta desesperación. Hasta les habría regalado mi ángel de la guarda! quien sé que en este instante me está dando consuelo y diciéndome la palabra más bella que una vez conocí y la que hace rato le dio sentido a mi vida: resiliencia.



Ni puedo imaginar, ni quiero, ni debo, ni puedo, ni me atrevo….pero fue demasiado tarde…porque cuando mi cuerpo me habla, yo lo escucho. Inevitablemente. Y solo puedo saber con certeza, con toda la fuerza de mi alma, que estos hombres ya están con ese hombre con quien tantas veces reí, abrazándose y seguramente los ángeles celestiales desconcertados les permitieron ayer jugar esa final pero en otra cancha, en una nueva y recién estrenada para todos ellos. En una en donde al final y muy seguramente nadie perdió...

Like this story?
Join World Pulse now to read more inspiring stories and connect with women speaking out across the globe!
Leave a supportive comment to encourage this author
Tell your own story
Explore more stories on topics you care about