Son magestuosas



Y al verlas saltar uno simplemente queda mudo. Porque son enormes. Pesan lo mismo que una tractomula con “container” y todo cargado. O sea cuarenta toneladas y salen completicas del agua como jugando con las otras o mostrándose o váyase a saber qué… lo cierto es que salen y respiran y saltan y juegan a coletazos y me hacen sentir la mujer más feliz del planeta.



Son majestuosas. Y las seis de ayer iban pasando bien cerca de nosotros. Salen y respiran fuerte. Miden demasiado para nuestro tamaño y su felicidad es la mía. Sus ojos son pequeñísimos y casi no ven. Pero sienten todo por su piel y con su sonar con el que ecolocalizan todo. Son en conclusión, ENORMES en todo su sentido. Todo es grande. Su corazón pesa 500 kilos y estoy segura que vive llenito de amor. Se pasean por este océano repartiendo alegría y yo me quedo muda de felicidad porque las sueño durante muchos meses. Me rozan la piel cada que pueden y ahora que las veo solo las quiero abrazar.



Son majestuosas. Son seres muy inteligentes que se alimentan además de un ser pequeño que no hay por acá. O sea que buscan solo la tibieza del agua para parir y aparearse por acá. Esas dos “bobaditas”. Y por supuesto escogen el paraíso. Nuestras costas del mar pacífico que hay veces de pacífico no tiene nada. El Chocó mágico y exuberante que pocos conocen. Y que quienes conocen desconocen por completo. Porque es mucho más que lo que ven.



Son majestuosas y ahorita tengo un encuentro planeado con ellas. Ellas no lo saben. Pero las veré en el horizonte y las buscaré como siempre y las abrazaré con mi mirada y con mi cámara las captaré como ayer. Son hermosas y sus ballenatos rosados en su panza me recuerdan qué frágiles pueden ser también. Detrás de ellas vienen las orcas. Amenazantes. Desafiantes. Agresivas. Vienen de cacería. Y muchas veces vienen con sus crías para enseñarles a cazar y así poder cumplir con ese ciclo alimenticio.



Son majestuosas. Sale el sol. Es temprano. Voy al agua. Allí posiblemente las vea. Tomo mi café. Hoy Ludovico no está conmigo. Me acompaña el sonido del llenado de los tanques que ahora servirán a mi amiga Lili en sus buceos. Yo mientras vigilaré esta ensenada. Se ve todo. Hasta el infinito. Y un poco más. A mi me pone a soñar.



Son majestuosas…



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